Octavio
- De la nada al todo y del todo a la nada -
J. Alberto Pinilla
Sinopsis: Octavio, una persona que se siente realizada, es su felicidad cotidiana, a través de sus seres amados; en toda su simpleza material, deja en manos de ellos su estabilidad afectiva. Al recibir, un día, una carta donde se encuentra la única razón capaz de dar vida al miedo de perder todo se ve a sí mismo perplejo y al no encontrar más explicación, en que ya no es alguien importante en la vida de lo que más amaba, se torna indefenso y la mente en su confusión vuelve a un estado en que sus pensamientos se simplifican a nada. El miedo da lugar al dolor. La mente impone su razonamiento sobre los hechos, o efectos, sin buscar la explicación a las causas. Cuando las prioridades del alma en la búsqueda de la verdad son son reprimidas, el hombre obra a orgullo sobre lo que supera su comprensión.
Introducción
Existen tantas opiniones, acerca de un mismo tema o situación, como tantas personas existen en el mundo. Y muy cierto es que la sabiduría del ser humano en tan infinita como su propia ignorancia.
El ser humano se caracteriza por su necesidad de desarrollo tanto a nivel individual como en sociedad. Hasta la más mínima de sus acciones influye en el medio que lo rodea; así como cada situación generada en rededor puede afectar la reacción a cada una de sus acciones.
Una constante repetitiva, en la historia humana, es la capacidad de las personas, al sublimar sus estados emocionales. Al punto de movilizar todo un grupo social, para sus propios fines.
En adelante, trataré uno de los sentimientos que más cuesta superar, tanto a hombres como mujeres: El Dolor.
Este vil sentimiento, puede ser causado, por una gran diversidad de motivos o circunstancias. Como puede ser la pérdida de un ser amado (mediante la muerte); la ruptura con la pareja; peleas familiares, o con amistades; el no poder alcanzar aquello tan anhelado, la impotencia por no poder concretar un proyecto tan deseado; el dolor ajeno... y tantas formas, que cada quien en particular ha sufrido o está sufriendo.
Este sentimiento, que nos hace indefensos emocionalmente, a cada uno en su momento, suele ser forjador de las armas y escudos de la personalidad. Cada individuo y casi sin darse cuenta, en tales momentos, se ve provisto de una inexplicable pasión por sí mismo, que en cualquier otro momento, le hubiese parecido indistinta a su persona. Que ahora se moviese por cada parte del sistema nervioso.
El principal problema, que puede causar este sentimiento es la forma en la cual es sublimado. Muchos lo convierten en odio; conllevando la venganza y sin quererlo (en su forma consciente) siguen hasta causar su propia locura (temporal o no) en sus actos, tomando el dolor de otros, sin importar que tanto lo merecían o no. En el dolor, todo aquello que comenzamos y asumimos como algo comprobado empíricamente, termina en una resultante indefinida por el razonamiento lógico.
Lo que solemos olvidar es que Dios es inflexible. Tan inflexible al punto de creerlo cruel. Las reglas así lo imponen. No matarás, significa exactamente eso. No existen clausulas ni artículos, en sus reglas, que digan: fulanito, se salva por haber matado en defensa propia; no existe justicia por mano propia... “Matar es Matar”.
Vivimos en un mundo que podría tenerse en cuenta como un purgatorio. Cada paso en vida en cada uno de nuestros actos tal vez sea la forma en que somos juzgados. Tal vez, el sufrimiento, sea la forma en que debemos ver qué es realmente vivir, ya que si nuestras almas, aun así logran superarlo sabremos entonces, la diferencia entre la grandeza humana y el odio.
Pero no todo es sufrir... existe un don que nos permite salir de todo mal y acercarnos a esa grandeza... la capacidad de nuestras almas de amar y ser amados.
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